Las 5 heridas de la infancia. Herida de traición

En este nuevo post continúo con las heridas de la infancia. Y en él abordaremos la tercera herida de las 5: la herida de traición.

Si quieres leer los artículos anteriores, te recuerdo que en el primer post de esta serie dedicada a las heridas de la infancia empecé con la herida de abandono. En el segundo post continué con la herida de humillación.  Y hoy seguimos con la herida de traición.

Como ya te compartí anteriormente, aunque creas que no tienes esta herida, te animo a leer este post porque es posible que descubras lo contrario y te sorprendas.

Recuerda que el primer paso para el cambio es darse cuenta de que esta herida está en ti.

Además, verás que abordo el tema de las heridas de la infancia a través de nuestros bloqueos internos. Así que te invito a que continúes leyendo para seguir ahondando en este profundo y sanador tema.

Bloqueo interno de la necesidad de control

Este bloqueo interno tiene que ver con una constante preocupación. Estar todo el rato dándole vueltas a las cosas porque necesitas que las cosas se cumplan como tú crees que es lo correcto.

Y eso se traduce en una actitud reactiva o defensiva. Pues si ocurre algo, tienes que reaccionar, hacer algo al respecto. Pero esta actitud se da incluso antes de que las cosas hayan sucedido. Crees inconscientemente que tienes que estar todo el rato alerta, lo cual ni siquiera te permite descansar.

La creencia profunda que hay en la necesidad de control es que no te puedes fiar, no confías en las personas o en la vida. Por eso controlas, pues al no fiarte de nada, tienes que estar alerta de que todo funcione. Pero ya sabes que el control absoluto es imposible.

Esto puede derivar en:

  • Actitudes compulsivas y obsesivas.
  • Apego al resultado. Querer saber cómo va a ser el resultado y si no, no lo haces.
  • Falta de confianza en uno mismo, en los demás y en la vida.
  • Prejuicios y críticas. Al no confiar en los demás, les criticas antes que pensar que son buenos.
  • Rechazo de la incertidumbre.

Herida de traición

Este bloqueo tiene que ver mucho con la herida de traición. Esta herida parte del hecho de que una de las figuras de referencia en tu infancia (tu padre, tu madre o tu cuidador), al que admirabas, te ha fallado. Tú pusiste tus esperanzas y has visto que no te ha dado el trato que esperabas. Eso genera en ti la sensación de que la vida te puede fallar, que no puedes fiarte de nadie porque la persona más importante para ti te ha traicionado.

Tienes una excesiva necesidad de seguridad y control de cada situación.

A menudo personas con esta herida, no pasan a la acción por miedo a no controlar ciertas situaciones. En realidad, no pasas a la acción porque no sabes cuál va a ser el resultado final.

Existe también un miedo profundo al compromiso. Si te comprometes y te das enteramente a esa persona, tal vez te traicione o te engañe, repitiendo uno de tus mayores miedos.

También, a otros niveles, puede costarte pasar a la acción por no saber cómo terminará eso que te propones. Por ejemplo, en el caso del emprendimiento o reinvención, te puede costar comprometerte con un proyecto porque crees que puede salir mal y como no controlas el resultado de antemano, pues prefieres no dar el paso.

Cómo se comportan las personas con la herida de traición

Esta herida surge entre los dos y los cuatro años cuando se desarrolla la energía sexual. Según Lise Bourbeau esta herida se vive con el progenitor del sexo opuesto. Las personas con esta herida sienten mucho apego por el progenitor del sexo opuesto, lo que podrá influir en sus relaciones afectivas.

Las personas con la herida de traición tienden a comparar a su pareja con el progenitor del sexo opuesto o se crean muchas expectativas de su pareja para compensar así lo que no recibieron de su padre o madre.

El niño se siente traicionado por el progenitor cada vez que este no cumple una promesa importante o si lo hace de manera repetitiva.

Máscara de controlador

Cuando el niño comienza a vivir experiencias de traición o engaño, se crea una máscara para protegerse. Esta máscara es la del controlador.

¿Y en qué puede ser beneficiosa esta conducta? Surge para asegurarse de que uno no se comportará como ese progenitor que le falló en la infancia. Es como si uno se dijera que mantendrá sus compromisos, será fiel y responsable y también buscará que otros mantengan sus compromisos.

Pero más adelante veremos que esa necesidad de controlar el compromiso propio y ajeno y al mismo tiempo miedo al compromiso es lo que creará la mayoría de problemas en personas con esta herida.

Como les es difícil aceptar cualquier forma de traición, tanto la suya propia como la de los demás, hacen todo lo que está en su mano para parecer esas personas responsables, fuertes, especiales e importantes. Traicionar les resulta tan terrible que no pueden admitir que también podrían hacerlo en algún momento de su vida.

Si son conscientes de haber traicionado al no cumplir una promesa, buscarán todo tipo de justificaciones para cubrirse las espaldas e incluso pueden recurrir a la mentira para «no quedar mal» ante los demás.

De las cinco heridas y máscaras el controlador es el que se crea mayores expectativas en cuanto a los demás, pues se niega a creer que las cosas pueden no ir como le gustaría que fueran.

Importancia de la imagen externa e influir sobre los demás

Además, el controlador suele ser una persona muy seductora en diferentes ámbitos de su vida. Sabe cómo congeniar bien con los demás.

Incluso, en el aspecto físico, éste suele ser muy importante para ellos. Pues su aspecto y la imagen social es algo que les gusta controlar también, por el hecho de lo que puedan pensar de ellos los demás.

Y es que a esas personas se les da bien intuir las expectativas de los demás. Pero ¿qué entrañan las expectativas en realidad? Entrañan control del resultado: quiero que las cosas sean de un modo concreto y si no se da el caso, me desilusiono y me enfado.

Por eso, cuando las expectativas de estas personas no se cumplen, pueden volverse agresivas, aunque cuidarán mucho su imagen de cara a los demás, pues les gusta dar imagen de personas seguras (aunque como hemos ido viendo hasta ahora, es justo lo contrario: buscan seguridad y control porque en realidad son personas muy inseguras).

Incluso pueden pasar de estar cariñosos y dulces a enfadados y agresivos en cuestión de minutos, si se rompen sus planes.

Por ello el controlador debe trabajar las cualidades como paciencia y tolerancia, sobre todo cuando se dan situaciones que le impiden hacer las cosas a su modo y de acuerdo a sus expectativas.

Vivir con constante anticipación

Cuanto más profunda sea esta herida, más deseará tener el control, sobre todo para evitar vivir una traición. Esta constante anticipación al futuro les dificulta vivir el momento presente.

Por ejemplo, el controlador puede ser de las personas que llegan temprano para garantizar que tendrá el control. Y si llega tarde, es porque se crea las expectativas de que los demás le esperarán, pues es alguien muy especial e importante.

No le gusta hacer las cosas con retraso y se pone impaciente y nervioso si alguien le entrega un trabajo con retraso. Esa actitud la tiene más con las personas del sexo opuesto, pues es un reflejo y consecuencia de lo que vivió en su infancia: no se fía de estas personas.

Por esta razón también, les es difícil delegar tareas al no confiar en otras personas. Si lo hacen, tendrán tendencia a revisar continuamente si los otros lo hacen como se espera de ellos o no.

Lo curioso es que esta exigencia y control se da con frecuencia más con respecto a otros que con uno mismo.

El controlador se considera persona trabajadora y responsable y no soporta la pereza. No le gusta que no confíen en él precisamente por considerarse tan trabajador. Pero no se da cuenta de lo que le cuesta a él mismo confiar en los demás.

Y es que la vida es un Espejo. Si no confío en los demás, creeré que ellos tampoco confían en mí.

La realidad es que no tiene por qué ser así, quizás simplemente las expectativas sobre los demás son demasiado altas.

Dificultad para mostrarse vulnerables

Además, a las personas con la herida de traición les resulta difícil mostrar su vulnerabilidad por miedo a que alguien se aproveche y lo controle. Por esta razón, prefiere mostrarse valiente, seguro y fuerte. Pero esto es una máscara que esconde su verdadera vulnerabilidad y su gran herida.

Como está enfocado en la imagen externa, suele decir a los demás lo que quieren oír, pero no es consciente de esta actitud suya y la realidad es que acaba haciendo las cosas a su manera, incluso si van en contra de lo que había prometido.

Otra cualidad de las personas controladoras es que no les gusta no saber responder alguna pregunta, pues les resulta difícil confesar que no saben algo (que se supone deberían saber).

Miedo al compromiso en sus relaciones

En cuanto a las relaciones afectivas, pueden temer el compromiso, pues se activa su miedo aún más profundo, que es el miedo a que se rompa el compromiso.

De hecho, las personas que tienen dificultades en la relación de pareja o con socios, posiblemente tuvieron esta herida en la infancia, con el matiz de que les cuesta confiar en su pareja o en su socio. O si confían en él o ella, al final se decepcionan o son engañados o se sienten traicionados. Y este patrón puede repetirse una y otra vez hasta que rompan con este círculo vicioso de encontrar parejas o socios (o incluso amistades) que les decepcionan al final.

Cuanto más profunda sea esta herida, tanto más pronunciadas serán todas las características anteriores que te he compartido. Puede que te veas reflejado mucho en ellas o sólo en parte. Personalmente creo que casi todos llevamos todas las heridas dentro, unas más presentes que otras.

Mi caso personal con la herida de traición

De las 5 heridas, ésta es la que menos está presente en mí, pero sí te confieso que hubo una época en mi vida en la que vivía con constante preocupación, hasta el punto de decir con frecuencia a mi hermana: «Tengo que estar preocupada». No me permitía desconectar, pensando que algo malo pudiera suceder en mi casa.

Como Eneatipo 9 con el que me identifico, puedo caer en la parte más negativa del Eneatipo 6 que es al que me descentro, pudiendo volverme obsesiva con controlar una situación, un resultado, dándole vueltas una y otra vez a las cosas y recreando imágenes muy negativas (esta es la razón por la que pensé erróneamente en un principio, cuando conocí el Eneagrama, que posiblemente sería un Eneatipo 6).

También pasé por el miedo al compromiso hace ya bastantes años, huyendo de ciertas relaciones, pues creía que si todo iba bien, en algún momento me iban a abandonar (aquí se unían en mí las 3 heridas y miedos: al rechazo, al abandono y a la traición).

La manera en la que trabajé esta herida ha sido centrándome en el Presente, enamorándome de la incertidumbre, dándome cuenta de que la seguridad y la confianza no son para nada lo mismo, sino más bien energías contrarias, como lo contaba en este artículo en mi blog.

Por supuesto, para sanar esta herida, al igual que las otras, es necesario un trabajo profundo y paulatino y para mí el Coaching es una de las herramientas perfectas para ahondar en estos temas también. Más abajo te cuento cómo.

Conclusión a la herida de traición

Ahora que has llegado hasta aquí, ¿has detectado que tienes la herida de traición? ¿O es una de tus heridas?

Como ves, es una herida que esconde el miedo a confiar y afecta a las relaciones con los demás. Si has detectado que esta herida está en ti, no te reproches ni te sientas mal, éste es el primer paso que acabas de dar y es uno de los más importantes: darte cuenta. Pues el cambio está en ti. Todo empieza en ti.

Pero este camino no tienes por qué hacerlo sola. Si quieres trabajar tus heridas, te recomiendo mi curso estrella de crecimiento personal y espiritual. Se llama SelfCoaching y en él trabajamos en profundidad una a una las 5 heridas de la infancia a través de ejercicios de coaching, herramientas de la PNL, meditaciones y visualizaciones potentes. Y podrás hacerlo acompañada de personas como tú que desean transformarse y vivir la vida que desean y merecen.

Lo interesante en este curso no es que sólo trabajarías en profundidad las 5 heridas, sino que al realizar el curso, reto tras reto (de los 45 retos de los que se compone esta completa formación) empezarás a cambiar tu vida en todos los sentidos: fortalecerás tu autoestima, adquirirás mayor autoconfianza, empezarás a creer más en ti y podrás trazar un plan de cambio de vida poco a poco, tengas la edad que tengas, pues nunca es tarde.

Lo harás acompañada de mí a través de sesiones cada 15 días conmigo y compañeras de viaje conscientes que te apoyarán y estarán a tu lado. Y también en nuestra comunidad privada donde siempre que lo necesites, me tendrás para responder tus dudas.

Este curso es algo que todos alguna vez deberíamos hacer y te invito a él para construir la vida que mereces: mejorar tu relación con los padres, con seres queridos, tu familia, reenamorarte de ti, reinventarte por completo si te lo permites. Pues este curso es muy personal y parte de mi historia real de vida: cómo pasé de ser la chica tímida e invisible para los demás a crear una vida a mi medida, con negocio propio de desarrollo personal que funciona desde hace más de 7 años y con una familia que siempre soñé, algo que pensé que nunca tendría.

Porque como alguna vez he comentado: mereces los sueños que tienes. ¿Y si fuera éste el momento de ir a por ellos? Toda la información en la web del curso: SelfCoaching.

Y para terminar, me encantaría escucharte. ¿Te has reconocido en esta herida de traición o conoces a alguien de tu entorno con esta herida? Lejos de juzgarte o de juzgarle, estoy segura de que darte cuenta de ello te permitirá ver con ojos más compasivos a esta persona o a ti mismo. Pues como dice la escritora Lise Bourbeau, llevar la máscara significa que hay una herida profunda en nosotros, pero ni tú ni nadie es esa máscara, eres mucho más grande.

Y yo añadiría: Eres un ser de luz que está a punto de descubrir su verdadera naturaleza.

4 comentarios

  1. Hola María.
    Analizando tu comentario, sí me considero controladora y me cuesta confiarle un trabajo a alguien porque no se si lo hará con la misma disciplina, responsabilidad y calidad con que se requiere.
    Debo trabajarlo.
    Gracias por esta información tan valiosa.
    Un abrazo

    1. Enhorabuena por darte cuenta de que esta herida está en ti. Ahora ya puedes empezar a trabajarla para sanarla. Gracias por pasarte por mi blog. Abrazo grande!

  2. Tengo un padre que a sus ochenta y tantos años me acaba de traicionar! De ahí caí en la cuenta que si lo hizo ahora seguro lo hizo antes. Por eso busque información sobre la herida de traición y descubro que me identifico con casi todo!!! Soy una controladora que teme a la incertidumbre y aunque he tenido relaciones de pareja y amistad sólidas, me cuesta trabajo confiar en las intenciones de la gente nueva que llega a mi vida. Gracias por la información!!

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