Cómo dejar de ser perfeccionista

Claves_del_articulo

Este artículo es la continuación de Las Trampas del Perfeccionismo, post que publiqué la semana anterior. Si aún no lo has leído, te animo a que te pases primero por el artículo anterior.

Consecuencias negativas del perfeccionismo

Hoy te invito a que observes si te sientes identificado con algunas de las consecuencias que expongo a continuación y pienses si vale la pena seguir manteniendo la actitud de perfeccionismo.

Auto-sabotaje y auto-exigencia

Se trata de emplear a menudo un lenguaje negativo y una manera de pensar muy de extremos (o todo o nada; si no lo hago perfecto, prefiero no hacerlo siquiera). Si decides hacer algo, lo dejas al poco tiempo o ni siquiera empiezas, porque crees que no estás lo suficientemente preparado.

Además machacarte por dentro con frases negativas lo único que consigue es que te sientas mal contigo mismo y que no avances en tus propósitos.

Bloqueo o parálisis por análisis

Detrás de esa actitud, a menudo se encuentra tu miedo al fracaso. De ahí que procrastines y no pases a la acción, pues temes que no lo vas a lograr, que lo harás mal. Se trata también de una baja tolerancia al fracaso: sientes que fallar es fracasar en la vida y crees que es lo peor que podría pasarte. Sin embargo, el éxito y el fracaso son en realidad las dos caras de una misma moneda. Te invito a leer este artículo que escribí sobre la importancia del fracaso en nuestras vidas.

Falta de confianza en ti mismo

Otra de las posibles consecuencias del perfeccionismo es una baja autoconfianza. Si temes tanto al fracaso, no podrás equivocarte las veces necesarias para aprender y crecer. Y sólo con la práctica se adquiere una verdadera confianza en uno mismo. La única manera de crecer es equivocándote y volviendo a actuar, corrigiendo tus errores sobre la marcha y viendo errores como oportunidad de cambio, en vez de fracaso.

Sensación de inferioridad o baja autoestima

Las personas que temen equivocarse, viven, como te contaba antes, con la sensación de no ser lo suficientemente buenos y pueden presentar también una baja autoestima en general. En este sentido además suelen ligar su valía a los resultados obtenidos.

Pero si te paraliza tu miedo al fracaso, si crees que te van a criticar por no hacerlo bien… no conseguirás actuar y no podrás conseguir esos resultados, de modo que tu sensación de inferioridad estará aún más presente. En este sentido te invito a que trabajes tu autoestima, por ejemplo siguiendo los pasos de este artículo.

Culpabilidad y reproches

Hablar del perfeccionismo es también hablar unos valores y unas expectativas muy altas y unas normas o reglas demasiado rígidas. Si no consigo resultados esperados, que siempre son los máximos posible, he fracasado y me culpo por ello.

Por eso, el perfeccionismo va en ocasiones de la mano del sentimiento de culpa o reproche interno. Y es que de pequeños, cuando nos equivocábamos o sacábamos malas notas, tanto nuestros padres como profesores nos solían reprochar nuestra actitud y nos hacían sentirnos culpables. Siendo adultos, hemos ido trasladando a nuestra mente esta actitud y esos auto-reproches internos.

Frustración y emociones negativas

Otras consecuencias negativas del perfeccionismo pueden ser también emociones como agobio, sentimiento de frustración, ansiedad o estrés, cuando no se cumplen mis expectativas de perfección, entre otras cosas.

El lado positivo del perfeccionismo

Pero no todo es tan feo en la actitud del perfeccionismo. Una cosa que oigo con cierta frecuencia de las personas perfeccionistas es que en el fondo se sienten a gusto con esta cualidad, pues también tiene su lado positivo.

El perfeccionismo nos permite ser autocríticos, no caer en lo fácil, nos permite ser mejores y superarnos, ofrecer mayor calidad en lo que hacemos, además la gente perfeccionista suele ser disciplinada y organizada en su trabajo (aunque no siempre esas dos cualidades van de la mano, hay que decirlo).

La responsabilidad, la capacidad de discernimiento, la claridad y la objetividad son muchas veces las cualidades positivas de las personas perfeccionistas, pudiendo inspirar a otras personas con su actitud.

Por eso es tan difícil a veces abandonar esa manera de ser, pues la parte positiva está tan presente y sobre todo está tan extendida y aceptada socialmente, donde se premia a los mejores y se destaca el trabajo bien hecho, cosa que me parece por otro lado positiva, pues aspirar a hacer las cosas bien, con criterio, rigor, sentido… es algo que la mayoría apreciamos y perseguimos.

El problema aparece cuando el perfeccionismo y la hiper-exigencia nos paraliza, cuando no avanzamos o sufrimos frustración o ansiedad por no conseguir esos ideales que nos hemos marcado.

Pasos para dejar de ser perfeccionista

A continuación quiero ofrecerte ideas, trucos, propuestas del coaching, PNL o Inteligencia emocional para que puedas entender y transformar de forma positiva tu actitud perfeccionista.

1. Revisa y cuestiona tus creencias acerca del perfeccionismo

Revisa tus creencias acerca de tu perfeccionismo: ¿es influencia de tus padres, educadores, profesores, amigos, compañeros, medios de comunicación…?

¿En qué ámbitos de tu vida eres más perfeccionista? ¿Trabajo, familia, aspecto personal? ¿En varios, en todos?

Observa si tu perfeccionismo se refiere a ti mismo o si también lo extrapolas a otras personas: pareja, hijos, compañeros o colaboradores, trabajo, etc. Es decir si también les exiges que sean «perfectos».

Responde de la manera más objetiva posible a estas preguntas:

  • ¿Qué es lo mejor que te aporta tu perfeccionismo?
  • ¿Qué es lo peor que te sucede cuando eres perfeccionista?
  • ¿Cómo crees que cambiaría tu vida si dejaras de lado el perfeccionismo? ¿Cómo mejoraría y cómo empeoraría?
  • ¿Qué es lo peor que te podría pasar si dejaras de ser perfeccionista?
  • Intenta recordar si alguna vez no actuaste de forma perfeccionista, sea en el ámbito que sea (familiar, de pareja, social, laboral, etc.)
  • Observa cómo se comportan personas que consideras no perfeccionistas. ¿Se equivocan siempre? ¿Crees que no son lo suficientemente buenos o expertos en su campo?

2. Hazte consciente de tus voces internas

Un buen truco es ir observando tus pensamientos y voces internas que te exigen ser perfecto. Lleva tu libreta a mano estos días. Cuando escuches estas voces, apunta enseguida las frases que se relacionan con tu perfeccionismo.

Por ejemplo: “no sé hacerlo”, “voy a hacerlo mal”, “nada me sale bien”, “esto es muy difícil, no podré terminarlo”.

Cuando anotes esas frases, tómate tu tiempo para revisarlas con mayor objetividad y cambiarlas por frases más benevolentes.

En este vídeo te explico cómo puedes detectar tus voces internas.

3. Afirmaciones positivas

Sí, las afirmaciones funcionan. Y funcionan tanto que todo lo que piensas de ti, de la vida, del mundo… es consecuencia de lo que te repites mentalmente o en voz alta, de lo que dicen los demás, de lo que oyes en tu círculo cercano o los medios de comunicación.

Si de pequeña te machacaban por tus errores y te decían que lo haces todo mal, que eres un desastre, te lo acabaste creyendo y vives con este pensamiento interiorizado. Ahora, si aprendes nuevas frases, más positivas de ti misma, puedes empezar a ponerlas en práctica, escribiéndolas, pronunciándolas diariamente o simplemente cambiando tu diálogo interior, poco a poco irán también formando parte de tu realidad.

Si no sabes cómo crear tus propias afirmaciones positivas, y además no sabes cómo hacerlo de forma correcta, te invito a leer este artículo con vídeo incluido que lo explica muy bien.

Según Borja Vilaseca, la aceptación de uno mismo es la clave para vencer un perfeccionismo excesivo y una alta autoexigencia. Aceptar que no eres perfecto, que tienes derecho a cometer fallos o errores, que los errores son necesarios para tu progreso, que ya eres suficiente tal como eres… son ideas que pueden ayudarte para ir creando una nueva percepción de ti, más amable, más cercana y menos exigente.

4. Crea una nueva actitud y empieza a practicarla poco a poco

La verdadera clave para dejar de ser perfeccionista es justo aquello que más nos suele paralizar: ponernos en marcha aquí y ahora.

  • Empieza

Una de las claves para dejar de procrastinar y vencer el perfeccionismo es bastante simple: empezar. Aunque no esté todo preparado, aunque falte algo por pulir, aunque te sientas inseguro… si no empiezas, ¿cómo sabrás que funciona?, ¿cómo adquirirás experiencia?

  • Equivócate a propósito

Y otra clave imprescindible a mi modo de ver: permítete equivocarte. De hecho, ponte como reto cometer pequeños fallos, a propósito, para que veas que cuando cometes errores nada terrible ha pasado.

  • Ponte metas pequeñas

En vez de pensar a lo grande, imaginando con el resultado final, tal vez en tu caso lo ideal sea crear etapas en el camino, con pequeños hitos, y ve cumpliendo esos hitos uno tras otro. Si por ejemplo quieres rodar la película de tu vida pero todavía estás estudiando, en lugar de estar recreando con tu meta ese resultado final, perfecto e impactante, céntrate en el momento presente y ponte como meta completar un ejercicio del curso que estás haciendo, en aprender una técnica determinada que te permitirá en un futuro llegar a este nivel.

  • Tus emociones y pensamientos

Por último, pese a estar poniendo en práctica todo lo anterior, es posible que al principio sigas sintiendo esa sensación de ansiedad o frustración por no ser capaz de controlarlo todo. Recuerda que las emociones te están tratando de decir algo, así que párate a escucharlas, probablemente vuelvas al punto inicial de este ejercicio: tu diálogo interior. Observa tu pensamiento, las palabras que te dices por dentro, vuelve sobre las creencias y cuestiona lo que te estás diciendo en estos momentos.

Acepta las emociones que te sobrevienen. Si es necesario para la actividad y cambia tu corporalidad: haz ejercicio por ejemplo o muévete, baila. También puede funcionarte un cambio de actividad en este momento, sobre todo si te sientes atascada en lo que estás realizando. Meditar, respirar, dar un paseo son otras opciones para romper ese patrón emocional y de pensamiento recurrente.

Bueno, me ha quedado un poco largo este artículo, pero si has llegado hasta el final, es que este post era realmente para ti. Por eso me gustaría que compartieras con nosotros qué técnicas o trucos personales sueles usar para vencer tu perfeccionismo. Así ayudarás a otras personas que están en tu situación y me ayudarás a mí aportando vidilla a mi blog. ¡Muchísimas gracias!

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24 comentarios

  1. Hola María. Te leo y me veo. Aunque más en el pasado que ahora, siempre me acompaña esa vocecilla reprochona, eco de las voces de autoridad que, con ese querer lo mejor para nosotros, se grabaron en nuestra mente.
    Aparentemente no soy muy perfeccionista. Soy un poco desordenada. Pero intuyo que es precisamente porque existe cierta autoexigencia de hacer las cosas perfectas y, si no han de salir perfectas, mejor no hacerlas ;)
    Lo de meditar lo quiero hacer pero reconozco que me cuesta. Y creo que es porque espero resultados inmediatos y porque mientras medito me exijo «hacerlo bien». O sea, cuando me disperso en lugar de aceptarlo me «castigo», resoplo, «no me sale».
    Y esa no es la actitud para meditar. Como todo en la vida, para mí la clave es aceptar. Esa es la base para fluir.

    Gracias por tus palabras que logran remover mi conciencia :)

    1. Hola Tere. Gracias a ti por aportar tanto con tus comentarios. Fíjate que yo también suelo decir que no soy demasiado perfeccionista, pero con lo que comentas estoy pensando que me pasa también como a ti. Aparentemente no lo soy pero por dentro siempre tengo esa vocecita de la exigencia, especialmente en mi trato con los demás. ¿He sido lo suficientemente buena, no se habrán sentido ofendidos? Esa exigencia viene de analizar al milímetro mis relaciones con los demás. O sea que en la vida social también existe cierta dosis del perfeccionismo o la idea de querer parecer perfecta y caerle bien a los demás. Acabas de regalarme lo que en coaching llamamos un momento ahá o de darse cuenta. Muchísimas gracias! Esto es la magia de los blogs: a veces los comentarios y sobre todo las personas que están detrás son las que más aportan. Un abrazo, guapa!

  2. Gracias por este artículo, María. Me ha permitido reflexionar y profundizar en varios temas.
    Por ejemplo: últimamente me digo a mí misma que temo, no el fracaso (que también), sino el éxito. Pero me acabo de dar cuenta de que es porque me considero insuficiente o incapaz de manejar las consecuencias de ese éxito, por lo que, realmente, temo fracasar. No en un primer momento, pero sí inmediatamente después. Por eso me encuentro a menudo paralizada.
    Es cierto que poco a poco he aprendido a ser algo más espontánea y colocarme en situaciones de fracaso o de menos control para ir afrontando mejor esas situaciones, pero aún tengo muchas voces en mi cabeza que me hacen sentir bastante estrés y negatividad (me encantó el ejercicio de las voces ,)
    Por otra parte, a menudo, cuando escucho esa pregunta medio retórica de «¿a tus amigos también los juzgas tan severamente?», mi primer impulso es decir un gran SÍ. Si te soy sincera, me sale la vena perfeccionista y ahí puedo observar mi diálogo interno, el que uso conmigo: «sí, no pasa nada, no es un fracaso es aprendizaje, no es tan grave, hay más oportunidades…», pero por otra parte está la voz exigente «eso te lo dices para sentirte bien, pero en realidad podrías haberlo hecho mejor, en realidad eres un poco mediocre, nunca vas a aprender a hacerlo mejor o bien…». En fin, muchos mensajes que no hacen más que forzarme más allá de mis límites, impidiéndome disfrutar del momento y ser compasiva conmigo misma.
    Para mí, tomar consciencia de estos mensajes es fundamental; e identificar las necesidades que hay detrás. Con eso puedo encontrar mejores formas, más amables, de vivir mi vida. Gracias a «tomar consciencia» puedo seguir teniendo esos pensamientos, al menos durante un tiempo de adaptación a la nueva mentalidad, sin castigarme por ello, que es lo que hace que se mantengan. Tomar consciencia me permite ir soltándolos poco a poco.
    Gracias por ser catalizadora del cambio ,)

    1. Hola Irtha! Qué bueno verte por aquí de nuevo. Me encanta tu proceso de reflexión que además compartes generosamente con todos! Lo de las voces es muy interesante: suele haber discusiones internas entre varias y al parecer una es la que «sabe» o lleva la voz cantante, de modo que se dedica a acallar o cuestionar las otras voces más bondadosas. Pero como bien dices, se necesita de un período de transición. Al final somos animales de costumbres y los hábitos están muy o demasiado presentes en nuestra vida. Yo antes, por ejemplo, cuando me criticaba por algo no podía dejar de oír esa voz criticona. Ahora aunque exista y aparezca de vez en cuando, la consigo aplacar con argumentos razonables. Efectivamente, como bien dices, tomar conciencia es el primer paso, muchas veces el más importante. Un abrazo y gracias de nuevo por tu comentario tan valioso :)

  3. Hola, María!
    Como siempre, insuperable. Gracias por hacernos reflexionar y hacernos caer en tantos detalles importantes que a menudo no tenemos en cuenta.

    En mi caso, yo también tengo a una gran saboteadora, permanentemente instalada en mi mente. La oigo en todo momento diciéndome «no podrás», «no serás capaz», «no eres lo suficientemente buena», «no estás suficientemente preparada»…. Antes, conseguía salirse con la suya y hacerme desistir, por miedo a que tuviera razón. Sin embargo, ahora, me ayuda a hacerme amiga de mis miedos y a enfrentarlos. Donde más me habla, es donde más trabajo tengo por delante para reconocer y aceptar mis puntos débiles, pero también los fuertes que tan a menudo le demuestran a esa voz que no tiene razón.
    Mi «truco» consiste en reconocerla y tenerla en cuenta, para estar más alerta, pero, en no dejarle que me paralice y me impida hacer lo que quiero.
    Que la que mande y decida sea yo, y no ella ;-)

    Gracias, María!
    Un abrazo enorme!

    1. Eso es Ana! Que la que mande seas tú, no esa voz. Y si no, yo le suelo decir: déjame equivocarte, querido miedo, y si fracaso, ya hablamos! Muchas gracias por dejar aquí tu comentario. Un abrazo, guapa!

  4. Hola María!
    Me viene como anillo al dedo, ya que soy muy perfeccionista; en mi caso conmigo misma. Con los demás no exijo tanta perfección, y en la mayoría de los casos que he conocido suele ser así. Luego hay personas que exigen perfección a los demás y con ellos mismos no son exigentes.
    Desde mi punto de vista, creo que influye mucho el factor educacional.
    Un abrazo!

    1. Hola Yolanda. Me alegro que te haya servido el post. Yo también creo que la educación es un factor fundamental en este aspecto.Un abrazo y muchas gracias por comentar :)

  5. Hola María, se suele decir que segundas partes nunca fueron buenas, pues esta será de las pocas excepciones, pues esta segunda parte mucho mejor que la primera. Me ha encantado leer esta segunda parte pues, entre otras cosas, identificas mucho con ciertos apartados que muy bien señalas como los pensamientos, emociones tu interior, y por las maneras de dejar a un lado el perfeccionismo. Además en el vídeo señalas muy bien, «La Conciencia Verbal» ya que esta es una de las claves en el perfeccionismo (la otra ya te lo comenté, la rigidez mental) al menos en el mío, pero imagino que será generalizado. Hay (había) una voz en tu interior al que yo llamo «Crítica» que siempre te estaba «justificando» la necesidad del perfeccionismo, para llegar a una causa final: «Por tu bien», porque si no, te va a suceder esto o lo otro, y en ocasiones puede llegar a ser un tormento. Aunque sí tengo que decirte que constantemente, está la «Voz Práctica» que te está diciendo en cada momento, en cada situación lo que tienes que hacer, por qué, y para qué, que muchas ocasiones no tienen por que ser malas, pero que quizás se debería aprender a regularlas para te estén dando constantemente el co…. Y de ahí las técnicas que has mencionado en tu artículo para trabajar esa mente, o esas voces internas.
    De nuevo muchas gracias María, un abrazo

    1. Hola Justino. Gracias de nuevo por comentar por aquí. El ejercicio de las voces es muy interesante, porque solemos tener varias en nuestra cabeza. Es bueno observarlas e incluso ponerles cara. Yo cuando meditaba solía imaginar esas voces internas como personajes, personas como yo pero con ropas diferentes. Veía a la voz crítica vestida de ejecutiva con gafas jajjaa, que me decía lo que debía hacer y lo que no. La voz práctica iba con chándal en mi cabeza, jeje, tenía mucha prisa por hacer muchas cosas a la vez. La voz que más me gustaba era la Sabia: yo de mayor, una señora con pelo blanco y vestidos largos que solía irse al lago a meditar y pasear, nunca estaba preocupada. También tenía mi visión de chica traviesa, como niña de espíritu… En fin, que era muy divertido imaginar todo aquello. Al final la jefa era la sabia, aunque la práctica y la crítica no le dejaban ser ella misma.

  6. Hola Masha:
    Como siempre muy buen artículo. Gracias. Para mí lo importante es ser compasiva conmigo misma e ir disfrutando de mi día a día como él viene. Me ha gustado mucho lo de equivocarse a propósito, es una cosa que no me había planteado mucho, lo haré a ver qué pasa. El tema de las voces yo si que oigo dentro de mí dos voces contradictorias que se pelean entre sí constantemente. A ver si con el tiempo las reconcilio para que sepan vivir juntas aceptándose.

    1. Hola Silvia. Poco a poco. Ya estás en el camino de cambio, porque lo deseas hacer, ahora es cuestión de que el universo conspire para que lo consigas, aunque por supuesto debes poner de tu parte. Un abrazo y gracias por dejar tu comentario por aquí :)

  7. Hola,Maria. Con tus videos y palabras he sentido cercania, realidad y amor.Estoy saliendo de un proceso duro de tres años y justo es todo lo que me estoy trabajando.En mi caso deje totalmente de creer en mi y esto fue psicomatizado en mareos y vértigos diarios que aún me bloquearon y paralizaron más(fustracción,desmotivación,vacia,perdida,enfadada……)Estoy haciendo conscientes todas esas creencias sobre mi que ni siquiera son mías pero que se convirtieron en mi segunda piel,desgarrándome,rompiéndome y estoy empezando a aceptarme como ser maravilloso, solo por el hecho de ser,de existir e introduciendo afirmaciones de que yo puedo,yo valgo, yo vivo con pasión……yo quiero….

    Es como un renacer,un resurgir de las tinieblas.Creer es crear y lo que pienso de mi se convierte en realidad….En mi caso el pintar me ayuda como terapia y después de 10 años he vuelto a pintar y a exponer…..me acerca a mi esencia,es mi manera de meditar….Muchas gracias por recordarnos lo esencial de la vida y que el pensamiento crea realidad.Un abrazo .Gloria.

    1. Hola Gloria. Gracias por tus palabras. Las tuyas también transportan amor, cariño, y cercanía. Somos lo que nos decimos y lo que decimos de nosotros. Pero podemos ser aquello que de verdad deseamos ser, aquello que en el fondo somos. Y efectivamente las afirmaciones funcionan y mucho. Además si tienes tu propia terapia, es genial. El arte es una manera increíble de expresar las emociones. Yo lo hacía mucho escribiendo. Un abrazo y mucha suerte en tu proceso de transformación!

  8. Mi hiper exigencia y perfeccionismo me ha llevado tener problemas con mi pareja, un con mis papas por mi poca paciencia y no se la forma de corregirlo, mucha veces busco aislarme para no tener problemas.
    Me pasa que digo algo de mala forma sin pensarlo, ya que es parte de mi decir las cosas así, y no he podido cambiarlo.

  9. Hola María!
    Gracias por compartir tantos recursos! Me siento muy identificada, ya que yo soy música y mi autocrítica llega a ser perversa…pero voy de a poco tratando de cambiar esa voz interna que me tira hacia abajo…como bien dijo alguien: «El principal enemigo está dentro de uno mismo».

    Si veo que intentando e intentando, no lo logro, pues…ya me pondré en contacto con vos.

    GRACIAS DE VERDAD POR TODO! Me entusiasma saber que se puede, porque vos lo lograste! Un abrazo y muchas bendiciones desde Córdoba, Argentina.

  10. Hola María, no he intentado vencer mi perfeccionismo pero voy a intentarlo, es buen momento porque estoy estudiando para Oposiciones y voy a intentar hacerlo con menos tiempo para evitar repasar tantas veces incluso en el tipo test, hacerlo aunque me equivoque, gracias.

  11. Hola maría, lo primero que debo decirte es GRACIAS. Al leer este artículo y unos cuantos anteriores que acabo de descubrir en este blog no pude contener mis emociones y en algún momento me vi llorando mientras reía y me preguntándome «¿Por qué estoy llorando?», aun no estoy completamente seguro de ese «¿Por qué?» pero creo que puede ser mi mismo subconsciente al darse cuenta cuanta realidad hay en mi de lo escrito en este blog, debo decir que encontré muchas cosas que se aplican a mi (demasiadas de hecho) y hoy he tomado la decisión de empezar a cambiar poco a poco pero constantemente, como lo explicas acá. Espero en unos meses o años hablar nuevamente por acá y darte buenas noticias de mi y como han sido y serán los retos que me esperan. Me despido dándote nuevamente por final un infinito GRACIAS por esta grandiosa página y tus palabras.

    1. Muchísimas gracias por tus bellas palabras Iván. Deseo de corazón que logres este cambio porque es el mejor regalo que puedes hacerte a ti mismo. Un abrazo grande y deja fluir esas emociones contenidas, es muy positivo que salgan, aunque sea en forma de lágrimas! Un abrazo grande en la distancia.

  12. Muchísimas gracias por el artículo. La verdad es que me siento totalmente identificada, desde la primera letra. Es duro verlo de una forma tan clara, pero ayuda mucho ver que es algo normal y que hay solución.
    El ejercicio que marcabas para revisar las creencias acerca del perfeccionismo ha sido revelador, me he dado cuenta de que realmente no lo hago por mí si no por los demás y por buscar unas aprobaciones, que viendólo así no sé si merecen la pena… Ahora lo suyo es profundizar sobre esto y ver cómo me libro de ello.
    De nuevo, muchísmas gracias por tu esfuerzo en ayudarnos a ser mejores.

    1. Gracias a ti Teresa por compartir. Me alegra mucho que el post te haya ayudado a conseguir claridad. La verdad es que la mayoría pecamos o hemos pecado de buscar la aprobación de los demás, pero tú te has dado cuenta y ese es el primer paso para cambiarlo. Además, como has dicho, tiene solución. Así que, te animo a ponerte en acción para ir cambiando poco a poco y, sobre todo, libérate de los juicios hacia ti misma. Gracias por tus bellas palabras. Abrazos!

  13. Hola María. Ciertamente me identifico con el no sentirme merecedora, creo que el tema del perfeccionismo lo fui relajando con los años. Intento cada día no enjuiciar y eso me incluye a mi misma, con lo que cada vez me es más fácil aceptarme. Eso relaja el perfeccionismo. Y aún he de seguir trabajando con la culpa, la pertenencia y muchos, muchos más… Gracias infinitas por tu ayuda.

    1. Hola Ana María, es muy normal no sentirnos merecedoras, pero es un gran trabajo que trates de juzgar a los demás y que además, tampoco te juzgues a ti misma. Y así es, es la mejor manera de aceptarte. Trabajar el perfeccionismo es un trabajo diario, pero enhorabuena por esos progresos y gracias por compartir. Trabajar con las emociones es un trabajo diario muy necesario y con el tiempo es más fácil liberarlo. Gracias por tus bellas palabras. Abrazos!

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