4 claves para dejar de ser perfeccionista

Dejar de ser perfeccionista
Este artículo es una invitación profunda a mirar de frente las consecuencias del perfeccionismo en tu vida. Si alguna vez te has sentido paralizada, bloqueada o simplemente agotada por querer hacerlo todo perfecto, te animo a seguir leyendo. Aquí exploramos no sólo los efectos de esta actitud, sino también cómo puedes empezar a transformarla desde una perspectiva más amorosa y consciente.

Este artículo es una invitación profunda a mirar de frente las consecuencias del perfeccionismo en tu vida. Si alguna vez te has sentido paralizada, bloqueada o simplemente agotada por querer hacerlo todo perfecto, te animo a seguir leyendo. Aquí exploramos no sólo los efectos de esta actitud, sino también cómo puedes empezar a transformarla desde una perspectiva más amorosa y consciente.

Y si quieres abordar los orígenes del perfeccionismo, en este artículo anterior exploro las causas más comunes de ser perfeccionista.

Consecuencias del perfeccionismo

Auto-sabotaje y auto-exigencia

Uno de los efectos más comunes del perfeccionismo es el auto-sabotaje. Se manifiesta en un lenguaje interno crítico y extremo, del tipo «todo o nada»: si no lo hago perfecto, mejor no hacerlo. Esto te lleva a abandonar proyectos, evitar tomar decisiones o incluso ni siquiera empezar, convencida de que no estás preparada.

El problema es que ese diálogo interior negativo mina tu energía y alimenta una sensación constante de insatisfacción contigo misma. El resultado es que no avanzas, y te quedas atrapada en un ciclo de exigencia y decepción.

Bloqueo o parálisis por análisis

Otra trampa del perfeccionismo es la procrastinación, que muchas veces surge del miedo al fracaso. Si no tienes garantías de hacerlo bien, prefieres postergar. Esta baja tolerancia al error convierte cada paso en un riesgo y te paraliza.

El éxito y el fracaso no son opuestos: forman parte del mismo camino. Pero cuando fallar se siente como un atentado contra tu valía, evitas actuar, y con ello pierdes oportunidades valiosas de aprender, mejorar y crecer.

Te invito a leer este artículo que escribí sobre la importancia del fracaso en nuestras vidas.

Falta de confianza en ti misma

La autoconfianza se construye con la práctica, no con la perfección. Pero si el miedo a equivocarte te impide actuar, no tienes la ocasión de practicar, aprender ni comprobar de lo que eres capaz. Y sin acción, la confianza se debilita.

Este ciclo refuerza la idea de que «no puedes», cuando en realidad simplemente no lo has intentado lo suficiente. La confianza nace de los intentos, de los errores y de las correcciones. No del resultado perfecto.

Sensación de inferioridad y baja autoestima

Cuando ligas tu valía a los resultados, vives en una montaña rusa emocional. Si algo sale mal, sientes que tú eres un fracaso. Si te paraliza el miedo a equivocarte, no actúas. Si no actúas, no consigues resultados. Y si no consigues resultados, refuerzas la idea de que no eres suficiente.

Este bucle impacta de forma directa en tu autoestima. Por eso es tan importante aprender a diferenciar entre valía personal y resultados obtenidos. No eres lo que haces. Eres mucho más que eso.

En este sentido te invito a que trabajes tu autoestima, por ejemplo siguiendo los pasos de este artículo.

Culpabilidad y reproches internos

El perfeccionismo suele ir acompañado de normas muy estrictas y expectativas inalcanzables. Cuando no cumples con esos estándares, te culpas. Esa voz crítica interna suele tener raíces en la infancia, cuando los errores eran castigados o ridiculizados.

Como adultas, muchas veces seguimos repitiendo ese mismo patrón sin darnos cuenta. Nos convertimos en nuestras peores juezas, sin ofrecer el más mínimo margen para el error o la humanidad.

Frustración y emociones negativas

El perfeccionismo genera un nivel constante de tensión interna. Sentimientos como la ansiedad, el agobio o la frustración aparecen cuando no se alcanzan los ideales que nos hemos autoimpuesto. La emoción te alerta de que algo no va bien, pero si no la escuchas, puede crecer y convertirse en bloqueo.

El lado positivo del perfeccionismo

No todo es negativo. Hay aspectos del perfeccionismo que pueden ser valiosos: la responsabilidad, el sentido del detalle, la autoexigencia sana, la claridad o el deseo genuino de hacer las cosas bien.

Sin embargo, el problema aparece cuando esas cualidades se convierten en un peso. Cuando la exigencia sustituye a la aceptación, y la mejora continua se vuelve una necesidad de demostrar tu valía. Por eso, la clave está en encontrar el equilibrio.

Pasos para dejar de ser perfeccionista

A continuación quiero ofrecerte ideas, trucos, propuestas del coaching, PNL o Inteligencia emocional para que puedas entender y transformar de forma positiva tu actitud perfeccionista.

1. Cuestiona tus creencias

Pregúntate de dónde viene tu perfeccionismo. ¿Es una herencia familiar, escolar, cultural? ¿En qué ámbitos se manifiesta más: trabajo, pareja, imagen? Reflexiona también sobre si proyectas esa exigencia hacia los demás.

Hazte preguntas como:

  • ¿Qué ventajas te ha aportado ser perfeccionista?
  • ¿Y qué consecuencias negativas tiene en tu vida?
  • ¿Qué es lo peor que podría pasar si dejaras de exigirte tanto?

2. Escucha tus voces internas

Observa cómo te hablas a ti misma. Anota las frases que aparecen cuando te enfrentas a un reto: «esto es muy difícil», «no sabré hacerlo bien», «voy a fallar». Esas frases son pistas de tu mente perfeccionista.

Una vez identificadas, reformúlalas con amabilidad. Por ejemplo: «Estoy aprendiendo», «puedo mejorar», «hacerlo imperfecto también es avanzar».

3. Utiliza afirmaciones positivas

El lenguaje crea realidad. Repetirte ideas más compasivas y realistas te ayuda a transformar tu percepción. Puedes escribirlas, decirlas en voz alta o incorporarlas en tu rutina.

Frases como «Soy suficiente tal como soy», «Tengo derecho a equivocarme» o «Me permito avanzar a mi ritmo» pueden ayudarte a crear un nuevo diálogo interno.

4. Crea una nueva actitud y practícala

No necesitas tenerlo todo claro para empezar. La clave es empezar. Da el primer paso aunque no sea perfecto. Equivócate si hace falta, pero muévete.

Puedes proponerte pequeños retos, dividir tus objetivos en hitos pequeños, celebrar los avances y no castigarte por los tropiezos.

También es importante observar tus emociones: cuando sientas ansiedad o frustración, detente, respira, muévete, cambia de actividad si es necesario. Escucha lo que esa emoción intenta decirte.

Recuerda que el perfeccionismo se vence con acción amorosa y consciente. Aceptarte con tus imperfecciones no significa renunciar a mejorar. Significa crecer desde la calma, no desde el miedo.

Si este artículo ha resonado contigo, cuéntame en los comentarios: ¿qué técnicas usas tú para calmar tu voz perfeccionista? Compartir tu experiencia puede ayudar a muchas personas que están pasando por lo mismo.

24 comentarios

  1. Hola María. Te leo y me veo. Aunque más en el pasado que ahora, siempre me acompaña esa vocecilla reprochona, eco de las voces de autoridad que, con ese querer lo mejor para nosotros, se grabaron en nuestra mente.
    Aparentemente no soy muy perfeccionista. Soy un poco desordenada. Pero intuyo que es precisamente porque existe cierta autoexigencia de hacer las cosas perfectas y, si no han de salir perfectas, mejor no hacerlas ;)
    Lo de meditar lo quiero hacer pero reconozco que me cuesta. Y creo que es porque espero resultados inmediatos y porque mientras medito me exijo «hacerlo bien». O sea, cuando me disperso en lugar de aceptarlo me «castigo», resoplo, «no me sale».
    Y esa no es la actitud para meditar. Como todo en la vida, para mí la clave es aceptar. Esa es la base para fluir.

    Gracias por tus palabras que logran remover mi conciencia :)

    1. Hola Tere. Gracias a ti por aportar tanto con tus comentarios. Fíjate que yo también suelo decir que no soy demasiado perfeccionista, pero con lo que comentas estoy pensando que me pasa también como a ti. Aparentemente no lo soy pero por dentro siempre tengo esa vocecita de la exigencia, especialmente en mi trato con los demás. ¿He sido lo suficientemente buena, no se habrán sentido ofendidos? Esa exigencia viene de analizar al milímetro mis relaciones con los demás. O sea que en la vida social también existe cierta dosis del perfeccionismo o la idea de querer parecer perfecta y caerle bien a los demás. Acabas de regalarme lo que en coaching llamamos un momento ahá o de darse cuenta. Muchísimas gracias! Esto es la magia de los blogs: a veces los comentarios y sobre todo las personas que están detrás son las que más aportan. Un abrazo, guapa!

  2. Gracias por este artículo, María. Me ha permitido reflexionar y profundizar en varios temas.
    Por ejemplo: últimamente me digo a mí misma que temo, no el fracaso (que también), sino el éxito. Pero me acabo de dar cuenta de que es porque me considero insuficiente o incapaz de manejar las consecuencias de ese éxito, por lo que, realmente, temo fracasar. No en un primer momento, pero sí inmediatamente después. Por eso me encuentro a menudo paralizada.
    Es cierto que poco a poco he aprendido a ser algo más espontánea y colocarme en situaciones de fracaso o de menos control para ir afrontando mejor esas situaciones, pero aún tengo muchas voces en mi cabeza que me hacen sentir bastante estrés y negatividad (me encantó el ejercicio de las voces ,)
    Por otra parte, a menudo, cuando escucho esa pregunta medio retórica de «¿a tus amigos también los juzgas tan severamente?», mi primer impulso es decir un gran SÍ. Si te soy sincera, me sale la vena perfeccionista y ahí puedo observar mi diálogo interno, el que uso conmigo: «sí, no pasa nada, no es un fracaso es aprendizaje, no es tan grave, hay más oportunidades…», pero por otra parte está la voz exigente «eso te lo dices para sentirte bien, pero en realidad podrías haberlo hecho mejor, en realidad eres un poco mediocre, nunca vas a aprender a hacerlo mejor o bien…». En fin, muchos mensajes que no hacen más que forzarme más allá de mis límites, impidiéndome disfrutar del momento y ser compasiva conmigo misma.
    Para mí, tomar consciencia de estos mensajes es fundamental; e identificar las necesidades que hay detrás. Con eso puedo encontrar mejores formas, más amables, de vivir mi vida. Gracias a «tomar consciencia» puedo seguir teniendo esos pensamientos, al menos durante un tiempo de adaptación a la nueva mentalidad, sin castigarme por ello, que es lo que hace que se mantengan. Tomar consciencia me permite ir soltándolos poco a poco.
    Gracias por ser catalizadora del cambio ,)

    1. Hola Irtha! Qué bueno verte por aquí de nuevo. Me encanta tu proceso de reflexión que además compartes generosamente con todos! Lo de las voces es muy interesante: suele haber discusiones internas entre varias y al parecer una es la que «sabe» o lleva la voz cantante, de modo que se dedica a acallar o cuestionar las otras voces más bondadosas. Pero como bien dices, se necesita de un período de transición. Al final somos animales de costumbres y los hábitos están muy o demasiado presentes en nuestra vida. Yo antes, por ejemplo, cuando me criticaba por algo no podía dejar de oír esa voz criticona. Ahora aunque exista y aparezca de vez en cuando, la consigo aplacar con argumentos razonables. Efectivamente, como bien dices, tomar conciencia es el primer paso, muchas veces el más importante. Un abrazo y gracias de nuevo por tu comentario tan valioso :)

  3. Hola, María!
    Como siempre, insuperable. Gracias por hacernos reflexionar y hacernos caer en tantos detalles importantes que a menudo no tenemos en cuenta.

    En mi caso, yo también tengo a una gran saboteadora, permanentemente instalada en mi mente. La oigo en todo momento diciéndome «no podrás», «no serás capaz», «no eres lo suficientemente buena», «no estás suficientemente preparada»…. Antes, conseguía salirse con la suya y hacerme desistir, por miedo a que tuviera razón. Sin embargo, ahora, me ayuda a hacerme amiga de mis miedos y a enfrentarlos. Donde más me habla, es donde más trabajo tengo por delante para reconocer y aceptar mis puntos débiles, pero también los fuertes que tan a menudo le demuestran a esa voz que no tiene razón.
    Mi «truco» consiste en reconocerla y tenerla en cuenta, para estar más alerta, pero, en no dejarle que me paralice y me impida hacer lo que quiero.
    Que la que mande y decida sea yo, y no ella ;-)

    Gracias, María!
    Un abrazo enorme!

    1. Eso es Ana! Que la que mande seas tú, no esa voz. Y si no, yo le suelo decir: déjame equivocarte, querido miedo, y si fracaso, ya hablamos! Muchas gracias por dejar aquí tu comentario. Un abrazo, guapa!

  4. Hola María!
    Me viene como anillo al dedo, ya que soy muy perfeccionista; en mi caso conmigo misma. Con los demás no exijo tanta perfección, y en la mayoría de los casos que he conocido suele ser así. Luego hay personas que exigen perfección a los demás y con ellos mismos no son exigentes.
    Desde mi punto de vista, creo que influye mucho el factor educacional.
    Un abrazo!

    1. Hola Yolanda. Me alegro que te haya servido el post. Yo también creo que la educación es un factor fundamental en este aspecto.Un abrazo y muchas gracias por comentar :)

  5. Hola María, se suele decir que segundas partes nunca fueron buenas, pues esta será de las pocas excepciones, pues esta segunda parte mucho mejor que la primera. Me ha encantado leer esta segunda parte pues, entre otras cosas, identificas mucho con ciertos apartados que muy bien señalas como los pensamientos, emociones tu interior, y por las maneras de dejar a un lado el perfeccionismo. Además en el vídeo señalas muy bien, «La Conciencia Verbal» ya que esta es una de las claves en el perfeccionismo (la otra ya te lo comenté, la rigidez mental) al menos en el mío, pero imagino que será generalizado. Hay (había) una voz en tu interior al que yo llamo «Crítica» que siempre te estaba «justificando» la necesidad del perfeccionismo, para llegar a una causa final: «Por tu bien», porque si no, te va a suceder esto o lo otro, y en ocasiones puede llegar a ser un tormento. Aunque sí tengo que decirte que constantemente, está la «Voz Práctica» que te está diciendo en cada momento, en cada situación lo que tienes que hacer, por qué, y para qué, que muchas ocasiones no tienen por que ser malas, pero que quizás se debería aprender a regularlas para te estén dando constantemente el co…. Y de ahí las técnicas que has mencionado en tu artículo para trabajar esa mente, o esas voces internas.
    De nuevo muchas gracias María, un abrazo

    1. Hola Justino. Gracias de nuevo por comentar por aquí. El ejercicio de las voces es muy interesante, porque solemos tener varias en nuestra cabeza. Es bueno observarlas e incluso ponerles cara. Yo cuando meditaba solía imaginar esas voces internas como personajes, personas como yo pero con ropas diferentes. Veía a la voz crítica vestida de ejecutiva con gafas jajjaa, que me decía lo que debía hacer y lo que no. La voz práctica iba con chándal en mi cabeza, jeje, tenía mucha prisa por hacer muchas cosas a la vez. La voz que más me gustaba era la Sabia: yo de mayor, una señora con pelo blanco y vestidos largos que solía irse al lago a meditar y pasear, nunca estaba preocupada. También tenía mi visión de chica traviesa, como niña de espíritu… En fin, que era muy divertido imaginar todo aquello. Al final la jefa era la sabia, aunque la práctica y la crítica no le dejaban ser ella misma.

  6. Hola Masha:
    Como siempre muy buen artículo. Gracias. Para mí lo importante es ser compasiva conmigo misma e ir disfrutando de mi día a día como él viene. Me ha gustado mucho lo de equivocarse a propósito, es una cosa que no me había planteado mucho, lo haré a ver qué pasa. El tema de las voces yo si que oigo dentro de mí dos voces contradictorias que se pelean entre sí constantemente. A ver si con el tiempo las reconcilio para que sepan vivir juntas aceptándose.

    1. Hola Silvia. Poco a poco. Ya estás en el camino de cambio, porque lo deseas hacer, ahora es cuestión de que el universo conspire para que lo consigas, aunque por supuesto debes poner de tu parte. Un abrazo y gracias por dejar tu comentario por aquí :)

  7. Hola,Maria. Con tus videos y palabras he sentido cercania, realidad y amor.Estoy saliendo de un proceso duro de tres años y justo es todo lo que me estoy trabajando.En mi caso deje totalmente de creer en mi y esto fue psicomatizado en mareos y vértigos diarios que aún me bloquearon y paralizaron más(fustracción,desmotivación,vacia,perdida,enfadada……)Estoy haciendo conscientes todas esas creencias sobre mi que ni siquiera son mías pero que se convirtieron en mi segunda piel,desgarrándome,rompiéndome y estoy empezando a aceptarme como ser maravilloso, solo por el hecho de ser,de existir e introduciendo afirmaciones de que yo puedo,yo valgo, yo vivo con pasión……yo quiero….

    Es como un renacer,un resurgir de las tinieblas.Creer es crear y lo que pienso de mi se convierte en realidad….En mi caso el pintar me ayuda como terapia y después de 10 años he vuelto a pintar y a exponer…..me acerca a mi esencia,es mi manera de meditar….Muchas gracias por recordarnos lo esencial de la vida y que el pensamiento crea realidad.Un abrazo .Gloria.

    1. Hola Gloria. Gracias por tus palabras. Las tuyas también transportan amor, cariño, y cercanía. Somos lo que nos decimos y lo que decimos de nosotros. Pero podemos ser aquello que de verdad deseamos ser, aquello que en el fondo somos. Y efectivamente las afirmaciones funcionan y mucho. Además si tienes tu propia terapia, es genial. El arte es una manera increíble de expresar las emociones. Yo lo hacía mucho escribiendo. Un abrazo y mucha suerte en tu proceso de transformación!

  8. Mi hiper exigencia y perfeccionismo me ha llevado tener problemas con mi pareja, un con mis papas por mi poca paciencia y no se la forma de corregirlo, mucha veces busco aislarme para no tener problemas.
    Me pasa que digo algo de mala forma sin pensarlo, ya que es parte de mi decir las cosas así, y no he podido cambiarlo.

  9. Hola María!
    Gracias por compartir tantos recursos! Me siento muy identificada, ya que yo soy música y mi autocrítica llega a ser perversa…pero voy de a poco tratando de cambiar esa voz interna que me tira hacia abajo…como bien dijo alguien: «El principal enemigo está dentro de uno mismo».

    Si veo que intentando e intentando, no lo logro, pues…ya me pondré en contacto con vos.

    GRACIAS DE VERDAD POR TODO! Me entusiasma saber que se puede, porque vos lo lograste! Un abrazo y muchas bendiciones desde Córdoba, Argentina.

  10. Hola María, no he intentado vencer mi perfeccionismo pero voy a intentarlo, es buen momento porque estoy estudiando para Oposiciones y voy a intentar hacerlo con menos tiempo para evitar repasar tantas veces incluso en el tipo test, hacerlo aunque me equivoque, gracias.

  11. Hola maría, lo primero que debo decirte es GRACIAS. Al leer este artículo y unos cuantos anteriores que acabo de descubrir en este blog no pude contener mis emociones y en algún momento me vi llorando mientras reía y me preguntándome «¿Por qué estoy llorando?», aun no estoy completamente seguro de ese «¿Por qué?» pero creo que puede ser mi mismo subconsciente al darse cuenta cuanta realidad hay en mi de lo escrito en este blog, debo decir que encontré muchas cosas que se aplican a mi (demasiadas de hecho) y hoy he tomado la decisión de empezar a cambiar poco a poco pero constantemente, como lo explicas acá. Espero en unos meses o años hablar nuevamente por acá y darte buenas noticias de mi y como han sido y serán los retos que me esperan. Me despido dándote nuevamente por final un infinito GRACIAS por esta grandiosa página y tus palabras.

    1. Muchísimas gracias por tus bellas palabras Iván. Deseo de corazón que logres este cambio porque es el mejor regalo que puedes hacerte a ti mismo. Un abrazo grande y deja fluir esas emociones contenidas, es muy positivo que salgan, aunque sea en forma de lágrimas! Un abrazo grande en la distancia.

  12. Muchísimas gracias por el artículo. La verdad es que me siento totalmente identificada, desde la primera letra. Es duro verlo de una forma tan clara, pero ayuda mucho ver que es algo normal y que hay solución.
    El ejercicio que marcabas para revisar las creencias acerca del perfeccionismo ha sido revelador, me he dado cuenta de que realmente no lo hago por mí si no por los demás y por buscar unas aprobaciones, que viendólo así no sé si merecen la pena… Ahora lo suyo es profundizar sobre esto y ver cómo me libro de ello.
    De nuevo, muchísmas gracias por tu esfuerzo en ayudarnos a ser mejores.

    1. Gracias a ti Teresa por compartir. Me alegra mucho que el post te haya ayudado a conseguir claridad. La verdad es que la mayoría pecamos o hemos pecado de buscar la aprobación de los demás, pero tú te has dado cuenta y ese es el primer paso para cambiarlo. Además, como has dicho, tiene solución. Así que, te animo a ponerte en acción para ir cambiando poco a poco y, sobre todo, libérate de los juicios hacia ti misma. Gracias por tus bellas palabras. Abrazos!

  13. Hola María. Ciertamente me identifico con el no sentirme merecedora, creo que el tema del perfeccionismo lo fui relajando con los años. Intento cada día no enjuiciar y eso me incluye a mi misma, con lo que cada vez me es más fácil aceptarme. Eso relaja el perfeccionismo. Y aún he de seguir trabajando con la culpa, la pertenencia y muchos, muchos más… Gracias infinitas por tu ayuda.

    1. Hola Ana María, es muy normal no sentirnos merecedoras, pero es un gran trabajo que trates de juzgar a los demás y que además, tampoco te juzgues a ti misma. Y así es, es la mejor manera de aceptarte. Trabajar el perfeccionismo es un trabajo diario, pero enhorabuena por esos progresos y gracias por compartir. Trabajar con las emociones es un trabajo diario muy necesario y con el tiempo es más fácil liberarlo. Gracias por tus bellas palabras. Abrazos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Responsable » Arisel Digital SL
Finalidad » gestionar los comentarios.
Legitimación » tu consentimiento.
Destinatarios » los datos que me facilitas estarán ubicados en los servidores de Raiola Networks (proveedor de hosting de mariamikhailova.com) dentro de la UE. Ver política de privacidad de Raiola Networks.
Derechos » podrás ejercer tus derechos, entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.